Anciano español condenado por matar ladrón armado que entró a su casa con motosierra

El fallecido además tenía mas de 45 cargos penales por delitos cometidos

España.- Un hombre adulto mayor de nacionalidad española fue sentenciado a 7 años y medio de prisión y a pagar una indemnización de 236 mil euros a la familia de un hondureño con 45 antecedentes penales, a quien mató después de que este ingresara armado con una motosierra en su propiedad.

El agresor, un hombre hondureño de 35 años, contaba con 45 antecedentes penales, 36 de ellos registrados por la Policía Nacional y nueve por la Guardia Civil.

El tribunal del jurado que ha juzgado al jubilado librero Pepe Lomas, de 81 años, lo ha declarado culpable de homicidio por la muerte de Nelson David Ramírez, un hondureño de 35 años con 36 antecedentes policiales y nueve en la Guardia Civil, a quien disparó tras sorprenderlo dentro de su propiedad con una motosierra.

La acusación particular, que representó a la familia del fallecido y solicitaba 25 años de prisión, considerando que José Lomas actuó con premeditación, finalmente fue condenada a 7 años y medio de prisión y deberá pagar 236.000 euros como indemnización.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del 1 de agosto de 2021. Lomas, de 77 años en ese momento, se despertó alrededor de las 02:30 horas para verificar el funcionamiento del riego en su finca, Valdelobo, ubicada en una zona remota de la ciudad.

Al descubrir que alguien había ingresado al recinto, tomó la escopeta que tenía cargada en su dormitorio y salió al corral armado con ella.

En un extremo del patio, vio «una forma cónica» y disparó a ambos lados de la figura sin saber que era una persona, según su testimonio. Luego regresó a su habitación, recargó el arma y disparó una tercera vez.

Nelson David, quien tenía 36 antecedentes policiales y nueve en la Guardia Civil, recibió, según testigos periciales y forenses, dos disparos: uno en el hombro, que lo volteó, y otro en la espalda. Lomas afirmó que el ladrón estaba armado con una motosierra.

Durante su declaración en el juicio, el librero afirmó que no creía que sus disparos hubieran alcanzado a Nelson David y planteó una teoría: alguien había dejado el cadáver allí para intimidarlo y hacer que abandonara la finca.

Según él, había presentado múltiples denuncias por intrusión y daños en la propiedad que nunca fueron resueltas por la policía. En su alegato final, declaró: «No disparé para matar, disparé para advertir. Lo que quería era que si había alguien dentro de ese bulto, esa persona escapara por las puertas abiertas».

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