Un legado de servicio y compromiso con la justicia en Santiago
Por: Osvaldo Antonio Bonilla Hiraldo
En agosto del año 1996, mis padres decidieron que viviríamos en la ciudad de Santiago de los Caballeros, con el único interés de mejorar la calidad de vida de sus hijos, para quienes tenían como metas, lograr que concluyéramos los estudios pre universitarios y que nos hiciéramos profesionales, procurando con ello un futuro mejor para su descendencia.
Cumpliendo con ese mandato concluí los estudios de bachillerato en el emblemático Liceo Ulises Francisco Espaillat (UFE), para luego estudiar Derecho en la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA).
Al concluir los estudios universitarios y buscando mejores oportunidades laborales y de cómo servir, participé en el primer concurso de oposición para aspirantes a fiscalizadores en el año 2005, por lo que para agosto del año 2006 iniciamos a ejercer la función de Fiscalizador en funciones de Procurador Fiscal en el departamento de Drogas Narcóticas de la Fiscalía de Santiago.
Aquí empezó mi ejercicio en el sistema de justicia donde mi norte siempre ha sido el servicio y dar solución a los problemas de la gente que menos pueden.
Sin embargo, debo confesar que ni en el más delirante de mis sueños imaginé que tendría el grato honor de ser el Procurador Fiscal Titular de la ciudad que me recibió siendo un adolescente, para formarme y preparar mi futuro.
Más allá del compromiso que representa ser miembro del Ministerio Público, servir a la ciudad corazón y a la provincia de Santiago como Fiscal Titular durante casi 4 años ha sido una enorme distinción.
Dirigir y planificar la política criminal y de persecución durante este tiempo, nos permitió establecer resultados tangibles que nos obligan a ser mejores cada día.
Gestionar, planificar y perseguir de forma estratégica es un legado de la Fuerza de Tarea que en Santiago hemos ejecutado de manera eficiente, junto a un grupo de hombres y mujeres de la Fiscalía de Santiago y de los organismos de prevención e investigación del Estado, que ha servido para mantener los niveles de seguridad que se exhiben en la actualidad, lo cual se traduce en el aumento de la paz social de todas las comunidades.
Haber ejercido como fiscal de Santiago resulta ser la coyuntura perfecta para agradecerle a esta ciudad que le abrió las puertas a mis padres para que nos brindaran un futuro mejor, la ciudad que me formó profesionalmente, la ciudad donde nació mi descendencia y donde he cultivado grandes y valiosos amigos.
Gracias a Dios por la oportunidad de servir, a Santiago por hacerme sentir como un hijo, a todos mis compañeros de la fiscalía por su empatía, a las autoridades civiles y militares por su colaboración y al sector privado por ser veedores de nuestro trabajo.
En esta ocasión he sido designado por el Consejo Nacional de la Magistratura como procurador general adjunto para acompañar a la magistrada Yeni Berenice Reynoso en este nuevo reto.
La vida me lleva a otros horizontes, pero mi corazón seguirá latiendo agradecido por la ciudad de Santiago.
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