«Un enfoque integral que fusiona psicología y nutrición para mejorar la relación con la comida y la salud emocional»
La psiconutrición es una disciplina que combina la psicología y la nutrición para abordar los pensamientos, emociones y comportamientos relacionados con la alimentación.
También conocida como Psicología de la alimentación, esta ciencia estudia la relación entre las personas y la comida, considerando la influencia del contexto social y familiar, las relaciones en distintos ámbitos, la imagen corporal, las emociones, el comportamiento, y los pensamientos asociados.
Ofrece a los pacientes estrategias, teorías y conceptos para mejorar su relación con la comida, su autoimagen y autoestima. Además, aborda problemas psicológicos relacionados, como la ansiedad, la depresión y la baja autoestima.
Es sorprendente la gran ansiedad que le causa a los pacientes tan sólo subir a la báscula por saber cuánto pesan, y es normal en cierto sentido. Sin embargo, la rapidez y la preocupación con que preguntan: – ¿Dr. Cuánto peso? es un indicativo de lo consciente que está siendo la población del sobrepeso y la obesidad como una enfermedad asociada a diferentes enfermedades crónicas no transmisibles.
El síndrome metabólico incluye condiciones como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, la hiperlipidemia y los accidentes cerebrovasculares.
Los hábitos alimentarios y la relación con la comida.
Es importante educar a nuestra población para que comprendan que el peso que han ganado a lo largo de los años no se perderá en un solo día o mediante las llamadas «dietas milagrosas».
Aunque estas dietas puedan mostrar un cambio inicial, los resultados suelen ser temporales, y el peso perdido suele regresar, a veces incluso de manera más pronunciada.
Para alcanzar una meta nutricional adecuada, es necesario esforzarse junto a profesionales capacitados en la materia. Perder peso no es tan fácil como muchos anuncios en los medios lo hacen parecer; es un proceso difícil pero posible, siempre que exista una motivación personal e intrínseca por mejorar la salud, la composición corporal y la imagen personal.
Existen dos tipos de hambre: la fisiológica o real, y la ficticia o irreal. La primera se manifiesta cuando realmente sentimos la necesidad de comer debido a que nuestro organismo requiere energía y nutrientes para llevar a cabo funciones vitales como bombear sangre, respirar, intercambiar sustancias a nivel celular, y mantener la función renal y hepática, entre otras.
Por otro lado, el hambre ficticia es aquella que surge a raíz de factores ansiógenos, llevándonos a un deseo persistente de comer para aliviar preocupaciones, lo que comúnmente se conoce como «comer por comer».
En este contexto, los psicólogos pueden colaborar significativamente con los nutricionistas, enseñando a las personas técnicas y estrategias para regular estas situaciones.
Es fundamental inculcar hábitos alimenticios saludables desde casa, asegurándonos de que haya alimentos sanos en nuestra despensa. En muchas ocasiones, tomamos malas decisiones alimenticias debido al estrés o la ansiedad, recurriendo a opciones como un bote de helado o comida chatarra que nos proporcionan un placer momentáneo gracias a la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.
Sin embargo, este placer es pasajero y puede dar lugar a un sentimiento de culpa que desencadena un ciclo vicioso. Este ciclo puede derivar en problemas graves como el síndrome metabólico y trastornos de la conducta alimentaria si se convierte en un hábito rutinario.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), son una condición psicológica y alimentaria muy delicada donde el individuo desarrolla una relación inadecuada con la comida ya sea por exceso o por defecto como son; la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastornos por atracón, ortorexia (la ortorexia es la obsesión por comer sólo comida saludable), vigorexia, entre otras.
Estos trastornos alimenticos tienen múltiples factores desencadenantes que no se desarrollan de la noche a la mañana sino de mucho tiempo atrás y que por lo tanto debemos ser muy cuidadosos, es importante que las personas que vivan con alguno de estos trastornos busquen la ayuda de un psicólogo y de un nutricionista, y que no se queden callados quienes viven con estos trastornos, no están solos.
Hoy en día se exigen diferentes cánones de belleza, o eres muy delgado, muy voluptuoso o muy fuerte para ser considerado hermoso, eso ha causado probablemente a lo largo del tiempo problemas de la imagen corporal (también dismorfia corporal que es una distorsión de la forma del cuerpo y no del peso).
Ámese como usted es, y si no está sano o conforme con algo, busque ayuda profesional.
Referimiento oportuno y evitar el intrusismo.
Es muy importante referir al paciente a cada especialista dependiendo de cada caso; si identifico ansiedad, estrés, algún trauma del pasado que impide avanzar, refiera al psicólogo que es quien estudió para tratar la conducta humana, si es un problema con la alimentación, refiera al nutricionista, así evitamos el intrusismo y trabajamos de forma interdisciplinar.
En lo concerniente a este tema de Psiconutrición es relevante aclarar que no se trata de que el nutricionista intente hacer la función del psicólogo o viceversa, realmente se trata de que ambas ciencias trabajen juntas con las competencias que les corresponden a cada uno.
Hoy en día el enfoque en Psiconutrición tiene una alta relevancia, pues toma en cuenta el factor emocional para abordar al paciente de una manera más empática y teniendo en cuenta la salud mental para poder avanzar con los objetivos nutricionales pautados individualmente.
Una vez que el paciente ha podido superar la barrera psicológica o emocional que le está impidiendo lograr el objetivo, toma el impulso suficiente para avanzar hacia la meta y alcanzar su peso saludable.
Referencias bibliográficas.
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Sevillá, J. & Pastor, C. (2021). Tratamientos psicológicos para los trastornos de comportamiento alimentario. En E. Fonseca (coord.). Manual de tratamientos psicológicos: Adultos (pp. 483-504). Madrid: Ediciones Pirá
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