CARACAS (AFP). El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, enfrentó este miércoles la primera jornada de una huelga de 48 horas con saldo de un muerto y recibió sanciones de Estados Unidos, a tres días de la elección de su controvertida Asamblea Constituyente.
En medio de una creciente presión internacional, Estados Unidos anunció sanciones contra 13 funcionarios, bajo la advertencia de que quien se sume a la Constituyente quedará “expuesto a potenciales” penalizaciones.
El mandatario calificó la medida de “insolente”, en un acto público en el que condecoró a los sancionados con una réplica de la espada del héroe de la independencia Simón Bolívar. “¡Los hijos de Bolívar no se rinden!”, clamó.
Mientras tanto, la convulsión en las calles era mayor: Militares y policías lanzaron andanadas de perdigones y bombas lacrimógenas contra manifestantes, que los enfrentaron con piedras y cócteles molotov en Caracas y otras ciudades.
En Ejido, en el occidental estado Mérida, un hombre de 30 años murió durante una manifestación, elevándose a 104 los fallecidos en cuatro meses de protestas que exigen la salida de Maduro. Miles han resultado heridos y detenidos, con un centenar de arrestos este miércoles.
La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) convocó para el viernes una gran marcha en Caracas y amenazó con “boicotear” la elección, el domingo, de los 545 asambleístas de la Constituyente, con la que temen se instaure el comunismo en Venezuela.
Fuerte rechazo
La Constituyente es rechazada por 70% de los venezolanos según Datanálisis y ha sido criticada por gobiernos latinoamericanos y europeos, y más duramente por Estados Unidos.
Entre los sancionados por Washington figuran la presidenta del poder electoral, Tibisay Lucena, y otros impulsores de la Constituyente, acusados de “quebrantar la democracia”, como el ministro Elías Jaua (Educación) y el defensor del Pueblo, Tarek William Saab. También el ministro Néstor Reverol (Interior), por represión de las protestas.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, expresó su “preocupación” por informes sobre violaciones de derechos humanos y llamó a “poner fin a la violencia” y respetar “el Estado de derecho”.
Pero Maduro no muestra señales de retroceso. Más bien insiste en que la Constituyente “ya es un hecho”: “Aquí lo que viene es paz”, dijo este miércoles.
La MUD no participará en la Constituyente, alegando que no fue convocada en referendo y que el sistema de elección fue diseñado para que el gobierno la controle y haga una Carta Magna a su medida que garantice su permanencia en el poder.
La fiscal general, Luisa Ortega, veterana chavista que rompió con Maduro, advirtió que será un “cheque en blanco” y llamó a los venezolanos a jugarse todo para detenerla.
El gobierno puso a toda marcha la maquinaria del partido socialista para el domingo, en tanto que la Fiscalía pidió a los venezolanos denunciar presiones para que voten.
Según analistas, una alta abstención restaría legitimidad a la Constituyente, frente a los 7,6 millones de votos que la MUD asegura que obtuvo en el plebiscito simbólico que hizo el 16 de julio contra esa iniciativa.
“No más dictadura”
En Bello Campo, este de Caracas, los choques fueron más duros y se mantuvieron hasta el final de la tarde. Una lluvia de piedras, botellas y otros objetos le cayó desde edificios de viviendas a un contingente de militares.
Con barricadas de escombros en las calles, comercios cerrados o confinados en sus casas, los opositores cumplieron la primera jornada de la huelga, a la que la MUD asignó un acatamiento del 92%.
“Ya basta de la apatía… cada vez estamos peor, con colas y escasez. Pienso estar las 48 horas” de huelga, declaró a la AFP María Auxiliadora, vecina del acomodado sector de Chacao, bastión opositor.
En el centro de Caracas y otras ciudades, seguidores de Maduro se concentraron en apoyo a la Constituyente.
“La oposición está en contra del pueblo, tratando de destrozarnos a todos”, se quejó Reinaldo Alfonso, quien abrió su peluquería en Catia, popular barrio del oeste de la capital.
Muchos venezolanos se abastecieron antes de alimentos, y miles cruzaron a pie la frontera con Colombia para aprovisionarse o salir del país, ante la incertidumbre de lo que pueda pasar.
Maduro enfrenta también el malestar de muchos venezolanos por la profunda crisis económica en que cayó el país, donde la comida y las medicinas escasean y los precios suben todas las semanas.
La patronal Fedecámaras y las principales centrales obreras apoyan la huelga; pero la vital industria petrolera operaba en “completa normalidad”, según Eulogio del Pino, presidente de estatal PDVSA.
Muchas empresas extranjeras han salido del país. La aerolínea Avianca anunció este miércoles la suspensión de vuelos de Caracas a Bogotá y Lima, como ya lo han hecho muchas otras.
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