Puertoriqueños buscan un futuro mejor en República Dominicana

image_content_6118975_20160125143253SANTO DOMINGO, República Dominicana (AP) — Carlos González había notado que había cada vez más sillas vacías y poco movimiento en las máquinas tragamonedas del casino de Puerto Rico donde trabajaba y le daba vueltas la cabeza la oferta de trabajo que tenía en la República Dominicana.

Era el 2013 y la economía de Puerto Rico llevaba diez años de deterioro. González no lo sabía por entonces, pero el otrora popular casino donde trabajaba como gerente de márketing cerraría pronto.

Pensó en su familia, en sus amigos y en las razones por las que había regresado a Puerto Rico después de vivir 20 años en Nueva Jersey, Estados Unidos. Le tomó varios meses decidirse. «No es fácil dejar tu tierra», expresó. Pero al final lo hizo.

«Jamás me lo imaginé. ¡Jamás!», comentó entre risas. «Yo mismo me lo pregunté dos mil veces si de verdad iba a vivir en República Dominicana. Diría que estaba loco».

El desplazamiento de gente a través de los 129 kilómetros (80 millas) de aguas agitadas que separan a Puerto Rico y la Dominicana fue en un solo sentido por más de medio siglo: de la Dominicana hacia Puerto Rico. Pero la profunda crisis económica por que atraviesa Puerto Rico ha revertido la tendencia y cada vez más puertorriqueños abrumados por problemas económicos van al país vecino para abrir negocios y escaparle al caos, que está ahuyentando incluso a muchos inmigrantes dominicanos.

Las autoridades dicen que es difícil calcular exactamente cuántos puertorriqueños se han ido a la Dominicana en años recientes porque se los cataloga como estadounidenses, en vista de que la isla es un estado libre asociado de Estados Unidos. Pero es innegable que muchos se están yendo.

«Antes era muy raro que el puertorriqueño pasara a buscar visa de trabajo», expresó Franklin Grullón, cónsul dominicano en San Juan. «Ha habido en todos los renglones un aumento. Entendemos que ese flujo seguirá aumentando».

La mayoría de los puertorriqueños que buscan visa son jóvenes o estudiantes de mediana edad y muchos piden permiso para trabajar en el sector turístico porque hablan inglés y les resulta relativamente fácil conseguir trabajo en ese sector, según Grullón. Les atrae la robusta economía dominicana, que en el 2015 creció a un ritmo del 7% por segundo año consecutivo, lo que la hizo la más pujante de América Latina y el Caribe. El gobierno atribuye el buen desempeño económico a los sectores bancario, de turismo y construcción. El año pasado la República Dominicana recibió 5,6 millones de turistas, una cantidad sin precedentes, según cifras oficiales.

También se van a la República Dominicana muchos profesionales, incluidos arquitectos e ingenieros, para aprovechar el boom en la construcción, de acuerdo con Germán Monroig, director ejecutivo de la oficina de asuntos puertorriqueños.

«Los últimos dos años han habido considerables cambios», manifestó.

A los profesionales les cuesta mucho encontrar trabajos estables en Puerto Rico, una isla de 3,5 millones de habitantes, cuya economía está estancada desde hace nueve años y que tiene una tasa de desempleo del 12% y una deuda pública de 72.000 millones de dólares que según el gobernador de Puerto Rico es imposible pagar y debe ser reestructurada. Aproximadamente una tercera parte de los puertorriqueños nativos viven hoy en Estados Unidos tras escaparle a la suba de impuestos y de las facturas por los servicios públicos, combinada con una falta de oportunidades.

«Puerto Rico se puso muy, muy difícil para el sector de los casinos», comentó González, quien tiene 48 años. «Me fui a tiempo. Todos mis amigos me decían que lo mejor que hice fue irme, que Puerto Rico está demente».

Los puertorriqueños no son los únicos que se van.

Grullón dijo que cada vez más dominicanos se vuelven a su patria e indicó que, al mismo tiempo, mermó mucho la cantidad de dominicanos que ingresan a Puerto Rico ilegalmente. La guardia costera estadounidense detuvo a 1.565 migrantes dominicanos en el 2004 y a solo 133 en el 2014.

«Lo que sorprende de esta tendencia es que hasta ahora, la migración había sido de República Dominicana a Puerto Rico, y que el principal motivo había sido la diferencia entre salario y más empleo», declaró Jorge Duany, profesor de antropología de la Universidad Internacional de la Florida, que ha estudiado la migración entre los dos países.

A principios del 1900, los puertorriqueños iban a la República Dominicana a trabajar en la pujante industria azucarera, hasta que llegó la Depresión de los años 30. Los dominicanos comenzaron a venir a Puerto Rico en los años 60 y 70 a raíz de un boom en el sector industrial. Se calcula que unos 200.000 dominicanos viven en Puerto Rico, aunque no hay cifras precisas ya que muchos de ellos están en el país ilegalmente.

Ahora, son los puertorriqueños los que se van de nuevo a la Dominicana, atraídos por su fuerte economía y su mercado laboral. Entre ellos Francisco Pérez, de 51 años.

Luego de trabajar más de 20 años para una compañía de seguros en Puerto Rico, sus ingresos mermaron junto con las ventas de vehículos. Cuando se presentó a fines del 2014 la oportunidad de trabajar para una firma puertorriqueña que pagaba en dólares en la República Dominicana, no lo pensó dos veces.

«Cuando vino la disminución de ventas de automóviles en Puerto Rico, comenzó mi mente a tratar de imaginar qué sería si seguían bajando la venta de automóviles», relató. «Soy el proveedor para mi familia, tengo que hacer lo que tengo que hacer».

No se arrepiente.

«Llego aquí y veo que esto está como Puerto Rico en los 90, que la economía estaba bien, con una industria de la construcción con un auge tremendo. Sé que hay muchos puertorriqueños mirando hacia acá para de alguna manera extender sus negocios».

González es uno de ellos.

Vino a la República Dominicana a trabajar como gerente de márketing de un Hard Rock Cafe en Punta Cana, pero dejó ese trabajo y hace casi dos meses abrió su propia empresa turística.

«Estamos ‘full blast’ (al máximo)», expresó, agregando que ya tiene contratos con varios hoteles grandes de la zona. «Esto todo va para arriba».

Fuente: © 2016, La Prensa Asociada.

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